Tyche
Tyche era la diosa omnipotente de la
fortuna, Tyche era la personificación del
destino y de la fortuna en cuanto diosa que regía la suerte o la
prosperidad de una comunidad. Muchas ciudades de la Grecia antigua
tenían su propia representación de la diosa coronada con los muros
de la ciudad.
Dispensaba (repartía) por el mundo,
los bienes y males, placeres y penas y riquezas y pobrezas de los
seres humanos. En Ancio se encontraba uno de los templos más famosos
de esta diosa. Se encontraba muy adornado y decorado con múltiples
riquezas y ofrendas. Se suponía que la estatua de Tyche respondía a
las preguntas de los allí presentes con gestos o simples
afirmaciones y negaciones. Tyche es presentada con los ojos vendados
y un cuerno de la abundancia en la mano mientras que en otras
ocasiones está sobre una bola o rueda que se mueve a gran velocidad.
También se la ha mostrado con alas e insignias de Pluto o un timón.
Dependiendo de los autores se le
atribuían distintas genealogías. Así, algunos la consideraban una
de las oceánides, hija de Océano y Tetis, mientras que otros la
hacían hija de Hermes y Afrodita o de Zeus Píndaro.
Tyche podía decidir cual era la suerte
de cualquier mortal, y lo hacía de una forma aleatoria, junto con su
ayudante, el dios Pluto. Se le representaba jugando con una pelota, a
veces arriba, a veces abajo, como símbolo de la inseguridad de sus
decisiones. Por eso nadie debía vanagloriarse de sus riquezas ni
dejar de agradecérselo a los dioses, pues esto podía provocar que
interviniera la diosa Némesis para ponerle en su sitio. De hecho,
Tyche estaba muy relacionada, por sus atributos, con Némesis, y con
Agathos Daimon (el espíritu del bien). Su equivalente en la
mitología romana era la diosa Fortuna.
No tenía una historia propia, ni se le
rendía culto alguno. De hecho, su figura como personaje fue
desapareciendo y pasó a ser meramente una abstracción del destino.
Aparecía en muchas monedas acuñadas
en la época helenística en los tres siglos anteriores a Cristo,
sobre todo en las ciudades ribereñas del Egeo.
En la Edad Media se la representaba
como una ciega que portaba la cornucopia o un timón simbólico.
También solía llevar la llamada rueda de la fortuna, o bien se la
situaba encima de la misma, presidiendo el ciclo del destino.
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