Pagano

Que mi corazon sea gentil,
mi mente fuerte y abierta,
mi espiritu inquebrantable,
mi pensamiento agudo,
mi conciencia limpia,
y mi naturaleza bondadosa.

Que se me permita ser una energia curativa
Conocer lo que es importante
y vivir en armonia con la Naturaleza.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Bacchanalia

Bacchanalia



En el mundo griego y romano, las bacanales (latín: Bacchanalia) eran fiestas en honor a Baco (dios mitológico romano del vino, del que procede el nombre) o Dioniso (su equivalente griego), en las que se bebía sin medida. Las sacerdotisas organizadoras de la ceremonia se llamaban bacantes y el nombre ha quedado asociado a las orgías romanas. El culto primitivo era exclusivamente de mujeres para mujeres y procedía del culto original al dios Pan.

Introducidas en Roma (c. 200 a. C.) desde la Magna Grecia o a través de la Etruria influida por Grecia, las bacanales se celebraban en secreto y con la sola participación de mujeres en la arboleda de Simila, cerca del monte Aventino el 16 y 17 de marzo. Posteriormente, se extendió la participación en los ritos a los hombres y las celebraciones tenían lugar cinco veces al mes.

Una cortesana llamada Hispala Fecenia reveló el secreto de estas prácticas a un joven que amaba, Publio Aebutio, para protegerlo de su propia madre que quería iniciarlo en los misterios de Baco.

Siguiendo el consejo de Hispala, Publio se negó a ser iniciado. Fue obligado por su madre y por el marido de ella, pero buscó refugio donde una de sus tías, la cual le aconsejó que le contara esta historia al cónsul Postumio.

El cónsul decidió llevar a cabo una investigación secreta. El Senado temió que, bajo la secta, se ocultase una conspiración contra la República. Encargó a los cónsules informes contra las bacanales y los sacrificios nocturnos, prometiendo recompensas a los informantes y prohibiendo las reuniones de iniciados.

La notoriedad de estas fiestas, donde se suponía que se planeaban muchas clases de crímenes y conspiraciones políticas, provocó en 186 a. C. un decreto del Senado —el llamado Senatus consultum de Bacchanalibus, inscrito en una tablilla de bronce descubierta en Calabria (1640) y actualmente en Viena— por el que las bacanales fueron prohibidas en toda Italia, excepto en ciertas ocasiones especiales que debían ser aprobadas específicamente por el Senado. Pese al severo castigo infligido a quienes se sorprendiera violando este decreto, las bacanales no fueron sofocadas, especialmente en el sur de Italia, durante mucho tiempo.

Los carnavales actuales provienen de la herencia de las antiguas bacanales, saturnales y lupercales.

Baco/Dionisio


En la mitología clásica, Dioniso (en griego antiguo Διώνυσος Diônysos o Διόνυσος Dionysos) es el dios del vino, inspirador de la locura ritual y el éxtasis, y un personaje importante de la mitología griega. Aunque los orígenes geográficos de su culto son desconocidos, casi todas las tragedias le presentan como «extranjero».

Fue también conocido como Baco (en griego antiguo Βάκχος Bakkhos) y el frenesí que inducía, bakcheia. Es el dios patrón de la agricultura y el teatro. También es conocido como el ‘Libertador’ (Eleuterio), liberando a uno de su ser normal, mediante la locura, el éxtasis o el vino. La misión divina de Dioniso era mezclar la música del aulós y dar final al cuidado y la preocupación. Los investigadores han discutido la relación de Dioniso con el «culto de las almas» y su capacidad para presidir la comunicación entre los vivos y los muertos.

En el panteón griego Dioniso fue incorporado como un hijo de Zeus y Sémele, nieto de Harmonía y bisnieto de Afrodita, si bien otras versiones afirmaban que era hijo de Zeus y Perséfone. Se le describe como femenino o «masculino-femenino».

El nombre Dionysos es de significado incierto. Su elemento -nysos bien puede ser de origen no griego, pero dio- ha sido relacionado desde antiguo con Zeus (genitivo Dios). Para los autores griegos, Nisa era una ninfa que lo crio o la montaña donde era atendido por varias ninfas (las Nisíades), que le alimentaron y le hicieron inmortal por orden de Hermes.

El séquito de Dioniso era llamado el tíaso y estaba formado principalmente por ménades o bacantes (sus compañeras de orgía).

Dioniso es un dios de ritos religiosos mistéricos, como los de Deméter y Perséfone en la ciudad de Eleusis, próxima a Atenas. Dioniso lleva el basjaris o piel de zorro, simbolizando la viña y la fauna. Sus propios ritos, los Misterios eleusinos, eran los más conocidos por todos. Muchos investigadores creen que Dioniso es un sincretismo de una deidad griega local de la naturaleza y un dios más poderoso de Tracia o Frigia, como Sabacio.

Heródoto sabía que el culto a Dioniso llegó más tarde a los griegos que el resto , pues comenta:

así es, la historia griega cuenta que tan pronto nació Dioniso, Zeus lo llevó a Nisa en Etiopía allende Egipto, y como con Pan, los griegos no saben qué fue de él tras su nacimiento. Resulta por tanto claro para mí que los griegos aprendieron los nombres de estos dos dioses más tarde que los nombres de todos los otros, y sitúan el nacimiento de ambos en el momento en que los conocieron.

Muchos griegos estaban seguros de que el culto a Dioniso llegó a Grecia desde Anatolia, pero sus nociones sobre si Nisa estaba situada en Anatolia, en Libia («lejos al oeste junto al gran océano»), Etiopía (Heródoto) o Arabia (Diodoro Sículo) son lo suficientemente variables como para sugerir que se pretendía un lejano país mágico, quizás llamado Nysa, para explicar el ilegible nombre del dios: ‘dios de Nisa’. Apolodoro parece seguir a Ferécides, quien cuenta cómo el infante Dioniso, dios de la parra, fue criado por las ninfas de la lluvia, las Híades, en Nisa. Sin embargo, el nombre que los hititas anatolios se daban a sí mismos en su propia lengua (nesili) era Nesi. La influencia hitita en la cultura griega antigua casi nunca es apreciada.

Las anteriores contradicciones sugieren a algunos que no se está tratando con la memoria histórica de un culto extranjero sino con un dios inherentemente extranjero. Y de hecho, el nombre de Dioniso aparece en las tablillas en idioma micénico como DI-WO-NI-SO-JO,  y Károly Kerényi  lo localiza en la Creta minoica, donde su nombre minoico es desconocido pero su característica presencia resulta reconocible. Claramente, Dioniso había estado con los griegos y sus predecesores mucho tiempo, y aun así retuvo -en parte- el recuerdo de su procedencia extranjera.

El toro, la serpiente, la hiedra y el vino son los signos de la característica atmósfera dionisíaca, y Dioniso está estrechamente asociado con los sátiros, centauros y silenos. A menudo aparece montando un leopardo, llevando una piel de leopardo o en un carro tirado por panteras, y también puede ser reconocido por el tirso que lleva. Además de la parra y su alter ego salvaje estéril, la hiedra venenosa, ambas a él consagradas, la higuera también era un símbolo suyo. La piña que coronaba su tirso le relacionaba con Cibeles, y la granada con Deméter. En Atenas se celebraban en su honor las Dionisias y las Leneas. Los iniciados le adoraban en los misterios dionisíacos, que eran parecidos y estaban relacionados con los misterios órficos, y pueden haber influido sobre el gnosticismo.[cita requerida] Se decía que Orfeo había inventado los misterios de Dioniso.

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